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martes, 21 de julio de 2015

Poesía Dominicana


A la Patria 


Desgarra, Patria mía, el manto que vilmente, 
sobre tus hombros puso la bárbara cueldad; 
levanta ya del polvo la ensangrentada frente,
y entona el himno santo de unión y libertad.
¡oh tú, la predilecta del mundo de Colón!
Tu rango soberano dispútale a la historia,
demándale a la fama tu lauro y tu blasón.
te labren de virtudes grandioso pedestal,
do afirmes para siempre la poderosa planta,
mostrando a las naciones tu título inmortal.
se mezclen a los tuyos mis himnos de placer;
permite que celebre tu dicha y tu contento,
cual lamenté contigo tu acerbo padecer.
haciéndote instrumento de su venganza cruel;
por cetro te pusieron el hacha del verdugo,
y fúnebres cipreces formaron tu dosel.
por playas extranjeras llorosos divagar;
y tristes y abatidos los ojos moribundos
te ví volver al cielo cansados de llorar.
lloré tu desventura, lloré tu destrucción, [2]
así cual de sus muros la ruina y el estrago
lloraron otro tiempo las hijas de Sión.
el arpa con que quise tus hechos discantar,
porque al mirar sin tregua correr tu sangre a mares
no pude ni un acorde sonido preludiar.
con santo regocijo descuelgo mi laúd,
para decir al mundo, si te juzgó vencida,
que, fénix, resucitas con nueva juventud; [4]
y por dosel tu cielo de nácar y zafir,
y vas con el progreso, que vuela a iluminarte,
en pos del que te halaga brillante porvenir;
y juran devolverte tu angustia dignidad,
y entre ellos no se encuentran ni siervos ni tiranos,
y paz y bien nos brindan unión y libertad.
prepárate a ser reina del mundo de Colón:
tu rango soberano te guarda ya la historia,
la fama te presenta tu lauro y tu blasón.

Levántate a ceñirte la púrpura de gloria 
Y pídele a tus hijos, llamados a unión santa, 
Y deja, Patria amada, que en el sonoro viento 
Yo ví a tus propios hijos uncirte al férreo yugo, 
Y luego los miraste proscritos, errabundos, 
Tú sabes cuántas veces con tu dolor aciago 
Y sabes que, cual ellas, colgué de tus palmares [3] 
Mas hoy que ya parece renaces a otra vida, 
que ostentas ya por cetro del libre el estandarte 
que ya tus nuevos hijos se abrazan como hermanos, 
¡Oh Patria idolatrada!  Ceñida de alta gloria 

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